Calentamos la tierra con leña y fuego, sonaban los rayos y los truenos a lo lejos.
Abrimos bien la tierra con picos y palas, coloqué una manta mugrienta y errática.
Me envolví en los pétalos de mi rosas blancas, me llené de tierra, me cubrí de aurora.
Fue casi una hora quemándome el culo, fue una bendición viajar en ese zulo.
Conseguí sentirme un ave volátil, cuando desperté de mi sueño frágil, entre aves y plumas, cubierta de pétalos, sentí que había resurgido de entre los muertos.

👍👍
Me gustaMe gusta